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lunes, 9 de julio de 2018

Los medios de comunicación y la actual coyuntura.


Los medios de comunicación, no solo deben informar y educar, también son un mecanismo contralor de las actuaciones de los gobiernos y para ello deben existir garantías de acceso a la información pública.  Sin embargo, hay que reconocer que en el camino surgen desviaciones que afectan no solo la credibilidad de los medios sino a la democracia misma.

Juan Benavides Delgado, Profesor de la Universidad Complutense de Madrid, en su trabajo “Los medios de comunicación en la actual coyuntura. La necesidad de rectificar”, destaca que los medios hace 3 décadas tenían  “una forma muy clara y específica de definirse y representarse y lo hacían a través de conceptos como el de neutralidad, independencia o el de ser simples canales de distribución de la información”. Añade además que hoy día no cabe hablar de neutralidad ni independencia porque todo depende de la interacción que dichos medios establezcan con otras organizaciones.

Hay una realidad incuestionable, los medios dentro del contexto actual, han desarrollado un conjunto de relaciones  de tipo política o económica, que afectan la credibilidad y transparencia. Sin embargo, no puede plantearse la tesis de la neutralidad, imparcialidad u objetividad como condición obligatoria en el manejo periodístico y noticioso, esto porque el ser humano no es objetivo por naturaleza, posee sentimientos, afectos políticos y sociales entre otros.

Señala Benavides la neutralidad e independencia, es decir, el mismo modelo  que rigió el ejercicio periodístico hasta hace poco y denominado paradigma de la responsabilidad social, desarrollado en Estados Unidos a finales de la década de los 50 y entrado los 60 luego del fenecimiento del modelo liberal preponderante en el siglo XIX. 

Aquel modelo reivindicaba la independencia frente a los gobiernos, la separación de la publicidad de la información y la opinión de las noticias. Pregonaba la objetividad, imparcialidad  y veracidad como elemento fundamental. Según este criterio, al público hay que servirle hechos puros, sin que en la noticia aparezca ningún elemento obtenido de la opinión, pareceres o sentimientos del periodista.

El ser humano no es una máquina, por ende el periodista no puede ser objetivo, ni imparcial, en todo caso está obligado a  ser equilibrado. En la sociedad contemporánea en la que vivimos, el lector, público o usuario exige no la simple narración fría de un suceso, sino requiere ayuda para interpretarlo y entender los hechos, esa es la labor del periodista.

 En una conferencia dictada en Caracas  por el periodista Daniel Santoro, organizada en el año 2008 por el Programa para el fortalecimiento del Periodismo del Centro Carter en Venezuela, hace referencia a una entrevista efectuada a Ryszard Kapuscinski   por el Comunicador argentino Horacio Verbitsky. Según el comunicador Polaco hay una farsa interpretación de  la objetividad, ya que esta  fue creada de otra raíz que establecía que el periodismo tenía que ser objetivo frente a los poderes judiciales y ejecutivos, pero nunca se pensó en la objetividad frente a la injusticia, en la objetividad frente a los males de la sociedad, frente a las dictaduras o la tortura, eso era inhumano y entonces el término no era aplicable en dichas situaciones.

¿Cómo ser objetivo o imparcial frente al atropello del estado?  ¿Objetivo frente a violaciones de los derechos humanos? En definitiva es discutible el planteamiento  sobre la neutralidad como el deber ser de los medios.

Con relación al análisis de Benavides sobre los recursos usados por los medios, legitimidad, transparencia y juego de lenguaje para transmitir la información, debemos señalar que la función periodística va más allá de la búsqueda, procesamiento y difusión de la información. Hay una responsabilidad pública porque el periodismo está investido del poder que da la información, como de su capacidad para promover el ejercicio de la ciudadanía. La noticia como género comparte con la educación la función de difusión y consolidación de valores, tradiciones y cultura.

Cuando los medios difunden unos hechos y desechan otros de acuerdo a criterios noticiosos y prominencia social, el periodismo está asumiendo una función delegada por el colectivo social, por lo que ofrecen el hoy, el presente en informaciones que alimentan la agenda pública. Si bien los medios son formadores de opinión pública, también son formados por esta, lo cual implica una interrelación entre medios, estado, políticos y ciudadanía.

Al señalar la función delegada por la sociedad, me refiero a que esta ha otorgado a los medios la función de buscar y enviarle información de distintos aspectos: económicos, sociales, políticos, que individualmente serían de difícil obtención.

Los valores y principios que guiaron al periodismo en las últimas 3 décadas del siglo pasado atraviesan un proceso de revisión.  La aparición de la web ha generado una difusión y divulgación de conocimiento, información y entretenimiento nunca visto. La circulación noticiosa o informativa encuentra un nicho importante en los blogs y redes sociales y los medios de comunicación tradicionales han perdido el monopolio de la información.

 Los propios usuarios son generadores de contenido, ya el lector o las anteriormente llamadas audiencias responden, participan, rehacen y comparten la información, lo que contrasta con el viejo periodismo donde el destinario del mensaje era pasivo, sin poder expresarse ante esos medios.  Esto de alguna manera obliga a una reingeniería del proceso comunicacional y el manejo de los mass media.

 Según Humanes y Ortega (2000:53), los medios, inmersos en la actividad comercial y de espectacularización noticiosa, particularmente los medios radioeléctricos, han transformado el escenario público “en una esfera en la que lo público se ha apropiado de la notoriedad mediática puesta al servicio de intereses privados”

Este argumento coincide en gran parte con los planteamientos de Benavides, en todo caso es una visión crítica de los medios, donde destaca que la transparencia y equilibrio se ven comprometidos por los intereses particulares de algunos sectores.

La afirmación de Humanes y Ortega  es delicada, porque supone el abandono de la ética profesional en el ejercicio periodístico y plegarse a lo que algunos teóricos han llamado “infoentretenimiento”, que no es otra cosa que la generación  de nuevas expectativas (dentro de un contexto de trivialización de la información) para amplios sectores de la población, según Martini (2000:20), caracterizados por escasa credibilidad en las instituciones y que además atraviesan problemas sociales graves como el desempleo, carencia de viviendas salubres, inseguridad, entre otros.

En medio de la crisis política e institucional, los medios corren el riesgo de direccionarse hacia estereotipos de la vida pública, así como a desempeñar papeles que no corresponden, como por ejemplo pasar a formar parte de la actoría política, lo que también implica un peligro para el sostenimiento de las democracias.

A pesar de las  razonadas críticas hacia los medios, la información vía Mass Media está unida a la transmisión de la cultura y el conocimiento, además que es factor fundamental en el levantamiento del muro de los valores democráticos.  Por ello el periodismo como profesión dedicada al manejo y difusión informativa es un actor primordial en el ejercicio del derecho a la información.

El periodista colombiano Javier Darío Restrepo (1995), coincide con  Benavides cuando señala a los medios como servicio público. En el caso de Restrepo este indica que esa adopción es necesaria  para evitar que la política partidista conlleve en mercadotecnia electoral y se le restituya al debate político la dignidad que éste debería tener en las sociedades democráticas. Benavides lo analiza desde la perspectiva de “espacios para la comunicación que se desenvuelve y contribuye a construir interactivamente espacios para la comunicación entre personas, instituciones y empresas”.

Un elemento importante es el proceso educativo, específicamente las universidades. Debe surgir una transformación en las aulas que garantice un espíritu crítico, así como con una visión comprometida con el quehacer diario del ciudadano. No solo es la capacitación en el área profesional, no es profesionalización tecnológica,   se trata de preparar ciudadanía para el cambio, la convicción en la democracia como sistema de gobierno.

Lo que está amenazado no son los partidos políticos sino la democracia misma. Hay que darle prioridad a la educación, enseñar a pensar” (Pasquali, 1995:83)

Se hace necesaria una rectificación de los medios, pero para lograrlo se requiere la participación activa del periodista, para recuperar el prestigio y la credibilidad de los medios de comunicación. Para ello es necesario retomar la bandera de la búsqueda de la verdad, la pluralidad y la clara convicción de que la primera obligación del comunicador es con la sociedad y no con los dueños de los medios, ni empresas o gobiernos.


alfredoed@gmail.com
edgar.cardenas@redigitaltv.net
twiter: @edgarcardenasp







Referencias

Humanes, María Luisa y Ortega, Félix (2000. Algo más que periodistas. Sociología de una profesión. Barcelona: Editorial Ariel.

Martini,Stella(2000). Periodismo, noticia y noticiabilidad. Colombia:Editorial Norma

Pasquali,Antonio(1995) El Caso Italia. En Impacto de los medios de Comunicación Social en los procesos políticos.Caracas. Fundación Konrad Adenauer y ODCA.

Restrepo, Javier Darío (1995). El Caso Colombia. En Impacto de los medios de Comunicación Social en los procesos políticos. Caracas. Fundación Konrad Adenauer y ODCA.




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